Estamos en una encrucijada temporal suficientemente importante como para poner un punto y aparte en el blog. No le voy a cambiar el nombre, ni la apariencia, pero si los contenidos.
Hay varias razones que os explicaré, para que comprendáis la necesidad del giro. En primer lugar mi vida laboral ha terminado, estoy felizmente jubilada, tanto como estuve encantada de trabajar en y con quien más me gustaban: niños y jóvenes.
La situación política de España es la segunda razón. Pienso que no podemos callar nuestra verdad y nuestra lógica, basada en nuestra experiencia vital ya bastante dilatada, en la que hemos vivido bajo dos regímenes políticos, dictadura y democracia, con edad suficiente en ambas para opinar racionalmente sobre ellas con conocimiento de causa.
Y, finalmente, la situación de pandemia, confinamientos, muertes de generaciones anteriores, ... que realmente nos tiene descolocadas a las personas de cierta edad. Sin
estar, por años cumplidos, en el límite superior de la vida, nuestros mayores están cayendo y no tenemos más remedio que ocupar los lugares vacíos.
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